Desentierra tu talento

 
Mateo 25:14-19 Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos.

Esta parábola es muy conocida en el pueblo cristiano mundial y vale la pena que la traigamos a la memoria de los jóvenes, aquellos seres tan maravillosos que en la flor de la vida están llenos de fuerzas, sueños y esperanzas.

Hoy quiero invitarte a que reflexiones en esta pregunta: ¿QUÉ ESTOY HACIENDO CON MI VIDA?

Puede que te encuentres perdido dentro de un vicio o esclavo de algún pecado. Quizás has perdido el enfoque de tu vida y no encuentras el sentido a las cosas que suceden a tu alrededor.

Talves no te encuentres perdido y estés en una congregación religiosa, pero estés desperdiciando el tiempo, malgastando tu vida en cuestiones vanas y sin sentido, como modas, diversiones y amistades improductivas y no estás invirtiendo tus esfuerzos en Dios.

Con esto no te invito a ser un religioso ni a encerrarte en una burbuja plástica y no hacer nada, sino que, ¿dónde está ese brillo que Dios espera de ti? ¿Cuándo te olvidaste de darle a tu Señor lo mejor de ti?

Si no has aceptado a Cristo como Señor y Salvador, lo primero que deberías darle es TU VIDA, reconocer que sin El no vales nada. Solo Dios, a través del Sacrificio de Jesús puede darte valor, pues El lo ganó para ti en la cruz.

En cambio, si ya tienes a Jesús en tu corazón, ¿por qué has "enterrado" ese amor, servicio, esfuerzo, devoción y entrega por tu Dios? ¿Qué es lo que te estorba para que le des lo mejor de ti al Señor?

El final de la historia narrada al principio de este escrito es que a aquel siervo que enterro el talento, cuando su señor lo vino a llamar a cuentas, este no hayó más que decir que tuvo miedo y le devolvio el talento (una gran suma de dinero en aquel entonces).

Pero el señor no se alegró por esto, ¡al contrario! Se enojo mucho y dió lo que este siervo negligente tenía para dárselo a otro que sí había trabajado y hecho lo mejor posible para agradar a su patrón. Al final el siervo inutil es echado fuera de la presencia de su amo.

La reflexión es: dale lo mejor de ti al Señor, no entierres tu tiempo, tus fuerzas, tu salud, tu virtudes ni tu vida en cosas que no valdran la pena, sino que lo mejor de ti dáselo al Señor.

Cuando hagas esto, verás que tu vida cobrará sentido, tendrás una razón para vivir, una sonrisa se dibujará en tu rostro y tu alma estará en paz.

Recuerda: Dios te ama con amor eterno.