¿Vida Espiritual o Religiosa?

Léase Juan 17.6-19
Así como yo no soy del mundo, ellos tampoco son del mundo.

Una de las características del mundo actual es la obsesión por el entretenimiento. Pareciera que el fin último de la existencia fuera divertirse. Muchas personas ocupan su tiempo libre en actividades promotoras de emociones, incluso con riesgo de la vida; su deseo es vivir intensamente cada momento.

Esta actitud ha penetrado hasta en el ámbito religioso. A veces, al congregarnos se tienen en mente más los estímulos visuales y auditivos que la búsqueda de una relación profunda con Dios. Se cambia el estudio bíblico por una película o una representación impresionante; la oración personal se sustituye por plegarias en que el volumen más alto se relaciona con la devoción. La enajenación producida por el espectáculo, relega la reflexión y el compromiso personal.

Como cristianos, debemos estar conscientes de estos peligros; Dios espera que establezcamos una relación íntima con él, y que nos comprometamos a mostrar la vida plena que otorga la presencia de Cristo. La práctica constante de los medios de gracia nos ayuda a alcanzar este objetivo, y nuestras acciones diarias nos permiten desarrollar los frutos de la fe.

NO PERMITAMOS QUE NUESTROS CORAZONES SE ENDUREZCAN AL TOQUE DIVINO DEL ESPÍRITU SANTO DE DIOS. HUMILLEMONOS DELANTE DE EL, RECONOZCAMOS CUANDO FALLAMOS Y ACERQUEMONOS CADA DÍA MÁS HACIA DIOS POR MEDIO DE UNA RELACIÓN DIRECTA CON EL.