Cuando Pedro y Juan de su trabajo, eran hombres comunes, toscos, aventados y cortantes. Eran pescadores que estaban marcados por la vida, los problemas y afanes diarios, las presiones económicas y familiares.
Un día cualquiera de trabajo, mientras ellos se encontraban en sus labores, se acercó una figura desconocida para ellos. Quizás estaban tan metidos en su faena que ni siquiera notaron que Jesús se acercaba a ellos.
En un momento, Jesús ruega a Pedro que bogue mar adentro y aleja la barca de la orilla del mar para subirse en ella y predicar. Al terminar, le dice a Pedro que se meta en lo profundo del mar con su barca y pesque algo. A regañadientes, Pedro aceptó, y su sorpresa mayor fue la famosa "Pesca Milagrosa" narrada en los Evangelios. Pedro asustado, se postra ante Jesús y le dice: "Señor, apartate de mi, que soy hombre pecador".
Luego, Pedro junto a Andrés e ruegan a Jacobo y Juan que los ayuden con la pesca. Este fue el comienzo para Pedro y Juan. Ellos furon dos de los doce discípulos que Jesús comandó para adiestrarlos e las milicias del Evangelio, y convertirlos luego en grandes hombres que inclusive la historia secular les reconoce.
Tras la muerte, resurrección y ascención a los cielos de Cristo, Pedro y Juan esperaron unto a otras 118 personas el Espíritu Santo en el Aposento Alto, y fueron bautizados con el Espíritu Santo y Fuego. Desde ese entonces, ellos se convirtieron en grandes hombres que portaban la Palabra y eran piadosos, doctos en las Escrituras y poderosos en obra y palabra.
En una de tantas, ellos sanan por el Nombre y Poder de Jesús a un cojo que tenía más de 40 años así, y por ello son arrestados. Eso nos lleva al versículo del principio: los principales sacerdotes sabian quienes eran, que eran simples pescadores del vulgo, del monton, que eran solamente hombres cualquiera, pero ellos tenían algo: SE NOTABA EN ELLOS QUE HABÍAN ESTADO CON JESÚS.
¿No te dice algo? Jesús con Su poder, Sus palabras, Su trato íntimo con ellos, Su amor y paciencia habían cambiado a dos hombres impulsivos, rebeldes, vulgares, comunes y corrientes en hombres que se convirtieron en 2 de los apóstoles del Cordero.
Y es que cuando nosotros tenemos a Dios verdaderamente en nuestras vidas, se nota. Hoy habemos muchos que decimos ser hijos de Dios, pero solo de apariencia, pues en el fondo NO lo somos. ¡Uy, que dura esta palabra! ¡Pero es la realidad! Estamos viviendo tiempos donde ser cristiano en los cuales inclusive es un motivo de adulación, cuando antes era razón suficiente para cortarle al cabeza.
Dios se hizo presente en Pedro y Juan. ¿Que tal nosotros? ¿Acaso Dios no nos puede transformar a nosotros? Piensa: Pedro lo negó y Juan le pidió una vez que lloviera fuego del Cielo y destruyera una ciudad. No eran muy buenas piezas que digamos, pero tu... no eres mejor que ellos (ni yo tampoco lo soy).
Pero es momento en que la sal de la tierra vuelva a recobrar su sabor. Es momento que en tu y yo se nos note que somos cristianos. Debemos procurar que la Luz de Cristo alumbre las tinieblas de este mundo. Nuestras palabras, actitudes y testimonio son armas preciosas con las cuales evangelizamos al mundo, muchas veces sin abrir la boca.
Ellos predicaron, pero vivía lo que predicaban. ¿NO deseas esto para ti? Ellos estuvieron con Jesús 3 1/2 años, durante su ministerio público. ¿Asistes regularmente a congregarte o solo vas cuando tienes tiempo? ¿Cuánto tiempo dedicas a orar o a leer la Biblia? ¿Haz compartido ultimamente del Amor de Dios con otros? ¿Sigues esclavo del pecado?
No te estoy criticando, pues podría ser que yo sea 1,000 veces peor que tu, pero el punto es que es momento que en nosotros se note Cristo. Estas mismas preguntas me las hago yo, y necesito arreglar muchas cosas.
Pero animo, no te detengas. Cambia tu vida, recupera tu sabor, vuelve a los brazos de Tu Amado, pues El desea hacerse notar en Ti.
Un día cualquiera de trabajo, mientras ellos se encontraban en sus labores, se acercó una figura desconocida para ellos. Quizás estaban tan metidos en su faena que ni siquiera notaron que Jesús se acercaba a ellos.
En un momento, Jesús ruega a Pedro que bogue mar adentro y aleja la barca de la orilla del mar para subirse en ella y predicar. Al terminar, le dice a Pedro que se meta en lo profundo del mar con su barca y pesque algo. A regañadientes, Pedro aceptó, y su sorpresa mayor fue la famosa "Pesca Milagrosa" narrada en los Evangelios. Pedro asustado, se postra ante Jesús y le dice: "Señor, apartate de mi, que soy hombre pecador".
Luego, Pedro junto a Andrés e ruegan a Jacobo y Juan que los ayuden con la pesca. Este fue el comienzo para Pedro y Juan. Ellos furon dos de los doce discípulos que Jesús comandó para adiestrarlos e las milicias del Evangelio, y convertirlos luego en grandes hombres que inclusive la historia secular les reconoce.
Tras la muerte, resurrección y ascención a los cielos de Cristo, Pedro y Juan esperaron unto a otras 118 personas el Espíritu Santo en el Aposento Alto, y fueron bautizados con el Espíritu Santo y Fuego. Desde ese entonces, ellos se convirtieron en grandes hombres que portaban la Palabra y eran piadosos, doctos en las Escrituras y poderosos en obra y palabra.
En una de tantas, ellos sanan por el Nombre y Poder de Jesús a un cojo que tenía más de 40 años así, y por ello son arrestados. Eso nos lleva al versículo del principio: los principales sacerdotes sabian quienes eran, que eran simples pescadores del vulgo, del monton, que eran solamente hombres cualquiera, pero ellos tenían algo: SE NOTABA EN ELLOS QUE HABÍAN ESTADO CON JESÚS.
¿No te dice algo? Jesús con Su poder, Sus palabras, Su trato íntimo con ellos, Su amor y paciencia habían cambiado a dos hombres impulsivos, rebeldes, vulgares, comunes y corrientes en hombres que se convirtieron en 2 de los apóstoles del Cordero.
Y es que cuando nosotros tenemos a Dios verdaderamente en nuestras vidas, se nota. Hoy habemos muchos que decimos ser hijos de Dios, pero solo de apariencia, pues en el fondo NO lo somos. ¡Uy, que dura esta palabra! ¡Pero es la realidad! Estamos viviendo tiempos donde ser cristiano en los cuales inclusive es un motivo de adulación, cuando antes era razón suficiente para cortarle al cabeza.
Dios se hizo presente en Pedro y Juan. ¿Que tal nosotros? ¿Acaso Dios no nos puede transformar a nosotros? Piensa: Pedro lo negó y Juan le pidió una vez que lloviera fuego del Cielo y destruyera una ciudad. No eran muy buenas piezas que digamos, pero tu... no eres mejor que ellos (ni yo tampoco lo soy).
Pero es momento en que la sal de la tierra vuelva a recobrar su sabor. Es momento que en tu y yo se nos note que somos cristianos. Debemos procurar que la Luz de Cristo alumbre las tinieblas de este mundo. Nuestras palabras, actitudes y testimonio son armas preciosas con las cuales evangelizamos al mundo, muchas veces sin abrir la boca.
Ellos predicaron, pero vivía lo que predicaban. ¿NO deseas esto para ti? Ellos estuvieron con Jesús 3 1/2 años, durante su ministerio público. ¿Asistes regularmente a congregarte o solo vas cuando tienes tiempo? ¿Cuánto tiempo dedicas a orar o a leer la Biblia? ¿Haz compartido ultimamente del Amor de Dios con otros? ¿Sigues esclavo del pecado?
No te estoy criticando, pues podría ser que yo sea 1,000 veces peor que tu, pero el punto es que es momento que en nosotros se note Cristo. Estas mismas preguntas me las hago yo, y necesito arreglar muchas cosas.
Pero animo, no te detengas. Cambia tu vida, recupera tu sabor, vuelve a los brazos de Tu Amado, pues El desea hacerse notar en Ti.