Cuando el Odio reina en el corazón

Mateo 24:12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.

1º Juan 3:14-15 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte.Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.


1º Juan 4:20-21 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.


Una de las cosas que más imperan en esta sociedad es el odio. El odio se mueve en todas las esferas sociales y en los jóvenes no es la excepción.

El diccionario define odio como "Sentimiento de aversión y rechazo, muy intenso e incontrolable, hacia algo o alguien." Esto es muy notable en estos tiempos.

Los jóvenes por nuestra rebeldía e inexperiencia natural muchas veces no sabemos como reaccionar ante ciertas situaciones, y muchos de nosotros "explotamos" y actuamos de manera incontrolada. Cuando las cosas no marchan bien o cuando alguien nos ha hecho algo, los jóvenes somos más propensos a odiar que los adultos por el grado de inmadurez que poseemos y muchas veces no actuamos con cordura.

Muchos varones y señoritas incluso en la iglesia tiene personas que "les caen mal", pero esa frase denota una realidad que no se nos menciona a los jóvenes: El odio reina en los corazones de ellos.

Y es que el odio es una de las emociones que nos impiden ver la Gloria de Dios. Cuando el odio reina en nuestros corazones no podemos vivir felices. Los jóvenes nos caracterizamos por ser dinámicos, alegres y joviales; pero el odio cuando está en nosotros nos hace ver a los demás con mala cara y todos nos cae mal.

Te pregunto ahora ¿hay en tu vida alguna persona que a ti te "cae mal"? ¿Cuando la vez desearías que algo malo le pasare? ¿Hay alguien a quien no quisieras ver "ni en pintura"?

Si tu respuesta es sí, ¡cuidado! ¿Por qué? Pues el odio no nos permitirá entrar al Cielo. Aunque seamos buenos predicadores, fieles servidores, jóvenes activos o simplemente gente que vamos a la Iglesia, el odio nos cerrará las Puertas de los Cielos y cuando Cristo venga no nos iremos con El.

Aquí hay unas cuantas cosas que podemos hacer para sacarnos el odio de nuestros corazones:

* Confesarlo al Señor en oración y con sinceridad.
* Pedirle perdón a El y a quién hemos ofendido (de haberlo hecho).
* Pedirle a Dios que nos llene de "SU AMOR" para contrarrestar el odio.
* Reconocer que esto es un proceso (no hay fórmulas mágicas) que llevará algún tiempo.

Todos en algún momento hemos odiado a alguien, pero que bueno que Dios es Amor, y EL nos demostró que siendo aún pecadores sucios, llenos de males y miserias, El no nos vio nuestros pecados directamente, sino que nos vio con compasión y con deseos de restaurarnos.

Si alguien tiene un motivo para odiar es Dios por todas las cosas malas que a diario cometemos en Su contra. Pero ni Dios siendo Dios nos odia, sino que cada día muestra Su amor para con nosotros, y la máxima expresión de amor es la Cruz, en la cual Dios dio lo mejor que había en los Cielos, a Su único Hijo para morir por los pecadores.

Sigamos el ejemplo de Jesús, que aún desde la cruz no odió jamás a los que se burlaban y lo señalaban, sino que de sus dulces labios salieron las palabras de redención eterna Padre, perdónalos pues no saben lo que hacen.

El odio nos cerrará la puesta de los cielos, pero el amor cubrirá todas las faltas y nos las abrirá nuevamente.