Caer está permitido. Levantarse es obligatorio


Salmos 37:24 Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, Porque Jehová sostiene su mano.

Todos en más de alguna vez hemos pecado y cometido un error. Aquel que esté libre de pecado, que lance la primera piedra a todos nosotros los pecadores del mundo entero. Sin embargo, lo más sensato que el ser humano puede hacer tras la caída es levantarse de nuevo. 

Cuando tu te caes o te tropiezas, y te das de cara contra el suelo, lo primero en lo que piensas es en levantarte del suelo, salir corriendo para que nadie te vea que te caíste, limpiarte la ropa y seguir como si nada. En la vida espiritual debemos hacer igual. 

Cuando tú o yo nos caemos y nos ensuciamos, lo primero que debemos buscar es la forma de levantarnos, limpiarnos de nuestro error e intentarlo nuevamente. Si no nos levantamos, el diablo nos comienza a acusar, a hacernos sentir sucios y miserables porque nos hemos caído. 

El se encanta en denigrar, criticar y señalar a aquellos que han caído en error. Es una lástima ver cuántas bendiciones nos perdemos tras haber caído en pecado: pérdida de privilegios y ministerios (dependiendo la magnitud del pecado), pérdida de confianza de Dios y los demás, pérdida del gozo, la paz y la fe, etc. Aunque nos toca comenzar nuevamente, levantarnos es una decisión que se toma personalmente. 

Hay 2 grandes problemas: 

1. Cuando te caes y no te duele en absoluto haber pecado. 
2. Cuando te caes y te levantas, y te vuelves a caer y te vuelves a levantar, haciendo de ello un juego. 

De las dos formas, estamos mal, porque la intención de levantarnos es de no volvernos a caer. Te lo pondré así: en el boxeo, cuando un luchador cae, es su OBLIGACIÓN levantarse, porque de lo contrario, este perderá la pelea. Si tu o yo no nos levantamos de nuestro error, viviremos en derrota espiritual, emocional y material. 

Seremos solamente nada más que una más de las basuritas que se encuentran tiradas en el suelo. Pero, ¿y si me vuelvo a tropezar y caigo de nuevo? Si jamás experimentamos el sabor de la derrota, nunca disfrutaremos el sabor de la victoria. Levántate, tu eres llamado a ser un campeón en Cristo. EL te ha hecho más que vencedor/a. 

Que no te importe la crítica, el juicio o las burlas de los demás. Levántate de esa condición de derrota. Sacúdete el pecado y quítate las cargas que te atormentan. Haz a un lado la culpa, el temor, la inseguridad. Ya no te recrimines con tu pasado. Arregla tu presente y tu futuro en las Manos de Dios. Si te levantas tras haber caído hallarás paz, perdón, esperanza, una nueva oportunidad que Dios te da. 

El te da una hoja en blanco cuando te levantas. Si tú de corazón le pides perdón, EL prometió NO acordarse más de tu pecado y los ha echado en lo profundo de la mar. Yo soy pecador. Soy joven aún y cometo muchísimos errores por mi falta de experiencia y mi edad (aunque esas cosas no son excusas ante Dios). 

Pero sé que lo que debo hacer tras caer es levantarme de inmediato, no dándole ventaja al enemigo para que se aproveche de ello. Si yo confieso de corazón mi pecado, EL prometió perdonarme y así lo hace. Tu no eres basura que se debe quedar tirada en el polvo. 

Levántate, comienza de nuevo, reconcíliate con Dios y permite que EL te ayude a levantarte de esa condición de derrota espiritual en la que has estado viviendo. El te ha hecho más que victorioso en Cristo Jesús.