Vivimos épocas en los que el afán y la ansiedad gobiernan al mundo, y los jóvenes no somos la excepción. Nuestra sociedad convulsionada llena de amenazas de guerras, violencia en las calles, ladronismo y violaciones a la orden del día, los interminables pagos por efectuar, la inseguridad pública, la pobreza, etc. son algunas cosas que dañan la mente y el corazón de los seres humanos, en especial de aquellos que no tienen a Cristo, pero no dejaremos de reconocer que tambien el pueblo cristiano se ve afectado y muchas veces la fe decae.
Pero claro, este blog no tiene que hablar de malas noticias. Como su nombre lo indica, Buenas Nuevas deben ser las que escuchemos cada día y hoy traigo una que espero les sirva a nuestros lectores.
La verdad no importa tu edad, todos hemos pasado por momentos en los cuales nos hemos sentido completamente asustados y con miedo.
Las noticias del 2012, de las guerras en el medio oriente, en la reconstrucción del templo de Jerusalén, en las amenazas del fin del mundo, en la escases de dinero y comida, etc. dañan las vidas y en lugar de traer paz y aliento al corazón, traen miedo y turbación a las personas.
Pero en esta hora no es mi idea alarmarte ni dañarte. Mi deseo es que en esta hora descubras al Dios que trae la paz. El mismo se llama "Príncipe de Paz". El es Cristo. Dios puede traer perdón, sanidad, salvación... amén. Pero una de las cosas que la Iglesia y todos necesitamos es una dosis de paz.
La paz que el hombre busca no está en este mundo. ¡Hermanos/as jóvenes! Somos hijos de un Dios de Paz, por lo tanto debemos de irradiar la paz de Nuestro Dios. Pero esto es realmente difícil sin Dios de nuestro lado.
No dejes que las malas noticias del mundo te distraigan y te roben la paz. Ese es el deseo del diablo, que nosotros quitemos nuestra confianza en Dios, que dejemos de creer en Sus Promesas y que nos desesperemos, de modo que caigamos en el afán.
Muchas personas en un momento de desesperación han cometido grandes errores: desde gritarle a alguien hasta suicidarse para "terminar" con sus problemas.
Mi deseo es que puedas a partir de ahora a confiar plenamente en Dios. Es duro, pero alguien debe de hacerlo. Por ello quiero que medites en esta alabanza, que la cantes, y que la vivas a partir de hoy. Dios te colme de paz a partir de hoy.