Somos seres humanos, los cuales estamos llenos de virtudes y defectos. Una de las cosas es que tenemos que tener presente es que si hemos aceptado a Cristo en nuestro corazón, como Dios y Salvador, debemos de caminar en una nueva vida, en la cual debemos de ser diferentes al que eramos sin conocer del Señor.
Y es que habemos muchos que decimos "Soy Cristiano", pero nuestro comportamiento dice todo lo contrario. No basta solo decir que amo, debo demostrar que de verdad amo.
Sin embargo, muchos creemos que somos salvos y que vamos camino al cielo, pero a la luz de la Biblia estamos muy mal y camino hacia otro lugar. Es mi intención que a través de esta reflexiónj recapacitemos en nuestro caminar y que hoy enderecemos muestros pasos.
La verdad es que estamos acostumbrados al pecado. Somos dados a las cosas malas y nos gustan las cosas prohibidas. Lo vemos en el Edén, Eva pecó pues ella dejó que la serpiente la sedujera y que hiciera cosas que no eran permitidas por Dios, y a tal grado que hasta hoy estamos pagando la consecuencia del ecado de ella y su marido Adán.
Pero no basta con señalar a otros. Mi idea es que te veas a ti mismo y que hagas esta pregunta a tu concienca: "Si Cristo viene o si muero en este instante, ¿Me voy al cielo o no?". Parecerá anticuado o repetitivo este mensajito que escribo, pero es la realidad y miles de personas hoy se han ido al infierno por nunca hacerse esta misma pregunta.
Te invito a que pienses en lo siguiente: La Biblia nos invita a que nos acerquemos a El, si nuestros pecados son negros o rojos, El los renueva y los hace blancos y limpios como la nieve. El está más interesado en TU salvación de lo que tu mismo podrías estarlo hoy mismo. Puede que a ti te parezca ridículo o aburrido, pero si tu y yo no renunciamos a ciertas cosas que nos hacen daño, NO entraremos en el reino de los Cielos.
El desea que seamos libres y sabe que muchos aún somos esclavos del pecado. Pero hoy nos hace la invitación a despojarnos de esas cosas que hacen que seamos demasiado "pesados" para subir al Cielo. Algunas de estas cosas, solo por mencionar algunas, están:
- Desórdenes sexuales: pornografía, masturbación, fornicación, etc.
- Cuestiones de nuestro carácter: ira, enojo, malas palabras, pleitos, griterías, violencia, depresiones, etc.
- Cosas dentro del corazón: vanidad por nuestro cuerpo, envidia por la suerte de los demás, desearle mal a otros, etc.
- Acciones más allá de los límites: orgías, robos, hechicerías, ocultismo, homicidios, etc.
En fin, la lista es grande. Pareciera que soy muy legalista o extremista, pero lo escribo para mi mismo. Si yo no renuncio a las cosas que me hacen mal y si no las rindo humildemente ante Dios, si no reconzco que estoy mal y si no intento cambiar apoyandome en Sus fuerzas, jamás voy a poder llegar al Cielo.
¿Te asusta la idea de ir al infierno? A mi también. Pero hoy podemos recapacitar, pedir perdón, volver a comenzar y despojarnos de las cosas pecaminosas, de aquellos pecados ocultos que nadie sabe pero Dios y yo sí. Si tu y yo nos humillamos y volvemos a Dios, El ha prometido perdonarnos y levantarnos de nuestra condición.
No temas. Pide perdón. El nos espera como el padre del hijo pródigo y quiere que hoy nos reconciliemos de corazón con El.