Después de la caída

Otra vez caíste. Habías luchado tanto por mantenerte firme y buscando a Dios. Habías tomado la decisión de caminar al lado de Dios en verdadera rectitud y santidad.

Habías analizado tu vida y encontraste esa área que te detenía y te hacía caer en pecado. Por algún tiempo te esforzaste y caminaste en la lucha cristiana respaldado por el poder del Espíritu Santo.

Pero llegó un momento, quien sabe porqué, en el cual te sentiste tentado, deseoso de aquello que te ataba y lastimosamente te rendiste ante esa tentación y ahora te embarga la culpa, el miedo y tu vida esta vacía, muerta y hueca.

Y pareciera que hablo locura, pero es la realidad de miles de cristianos, en especial los j
ovenes caemos tan fácilmente en el engaño del pecado.

Nuestra naturaleza pecadora es dada a las cosas malas. Y es que quiero decir que Jesús cuando vino al mundo a dar su vida por nosotros, El no vino por seres perfectos, vino por enfermos, por pecadores como tu y como yo, seres necesitados del perdón y salvación.

Todos tenemos un área en nuestra vida que no podemos dominar. Yo se la mía, ¿ya identificaste la tuya? Pues la cosa es esta: Jesús nos ama a pesar de lo que somos, pero El no desea que sigamos en el pecado. El prometió darnos libertad, el problema es que nosotros nos hemos rebelado a Su Amor y nos hemos vuelto a atar en esa práctica que nos roba bendición, paz y autoridad.

Puede que hayas pecado, y que nadie de nada por ti
. Puede que te sientas culpable, sucio y lleno de remordimiento y es tanto el dolor que te has arrepentido de corazón del pecado que hiciste, pero no sabes si Dios te perdonará.

Algo que yo he experimentado personalmente es que no importa que tan arrastrado estés en el suelo, si vienes ARREPENTIDO ante Jesús, El te perdona. Con esto no digo que pequemos y volvamos a cada momento, lo que digo es que si estamos luchando de verdad por cambiar, pero caemos, El está dispuesto a levantarnos de nuestra condición.

Después de caer, solo Jesús queda. Por ello quiero decirte: no importa si has caido nuevamente en tu pecado, Jesús ve más que nuestros errores. El mira lo que puede hacer con nosotros.

Nos mira como barro que puede moldear. Sabes, el alfarero le quita todas las basuritas, las piedras, las hojas, las ramas que tiene el barro para moldearlos y hacer así vasijas.

Si nos miramos como barro y a Jesús como el alfarero, ¿no crees que El está más interesado en quitar lo malo de tu vida que en destruirte y condenarte? El no condena a nadie, nosotros solos nos condenamos.

Pero El desea que seamos libres de toda atadura. Si has pecado, ven ahora a Jesús, reconoce que no puedes solo y si El no te ayuda jamás podras dejar de hacer eso que te ata.

Te dejo este video, espero te sea de bendición.