
En ciertas ocasiones de la vida nos ha ocurrido el hecho que querer renunciar. ¿No te ha pasado que te levantas por la mañana y todo comienza a salir mal? A veces tenemos la mejor de las actitudes y de repente las cosas no nos salen como quisiéramos y llega el desánimo y el sentimiento de derrota e inutilidad a nuestra vida.
Hay cosas en la vida que no podemos hacer, y una de ellas es RENDIRNOS. La Biblia nos ha dejado claro que los valientes, aquellos wque no temen a enfrentarse a la vida, aquellos que han dejado atrás sus temores y dudas y han puesto su fe en Dios, ellos heredaran el Reino de los Cielos.
Valiente (o violento) no es el hecho de ser un "Rambo" que no se asusta por nada. No se trata de una raza de super hómbres o súper mujeres, sino mas bien de personas decididas a llegar hasta el final por un objetivo, o en otras palabras: personas con DETERMINACIÓN.
Posiblemente has estado pensando en irte de la casa, en abandonar los estudios, en dejar de ir a la iglesia, de dejar de esforzarte por ese noviazgo o matrimonio, has querido renunciar a tu empleo, has deseado abandonar tu ministerio, liderazgo o cargo "X" y quizás Dios permitió que te toparas con este escrito para que entendieras que hay mucho que perder si te rindes y aún mucho más que ganar si sigues en la lucha.

Solo ponte a pensar: azotado, escupido, coronado con espinas, golpeado y rasgado, siendo objeto de burla, toda su sangre escurriendo por su herido cuerpo.
Por si fuera poco, llevar una pesada cruz de madera desde el lugar donde lo maltrataron hasta el monte donde lo crucificaron desnudo, manos y pies atravesados con clavos enormes.
Sin comer ni dormir, cansado, sin lágrimas, su voz se había apagado pues no había fuerzas casi para hablar, sus brazos cansados y sus pies dolientes. Su madre lo miraba con espanto, sin poder hacer nada para poder ayudar a su Hijo amado.
Estando en la cruz, se burlaban de El, lo difamaban, lo escupían, jugaron en suerte sus ropas, le dieron hiel para beber, y finalmente... expiró en un agónico grito al cual la Tierra se conmocionó.
Pero a todo esto, Jesús no sufrió solo porque sí. El tenía una misión que cumplir, un mandato Divino que le había sido encomendado, ua tarea que solo El podía realizar: salvar a la humanidad. Siendo El el Cordero Perfecto, era el UNICO que podía dar su vida en cambio de los pecados del hombre.
Aunque El sabía lo que sufriría, y sabía el dolor que le esperaba, cuando El oró en el Getsemaní también quería renunciar. Le decía al Padre: "si puede, pase de mí esta copa". El no quería "beber de la copa", o sea, participar de los sufrimientos de los cuales sería objeto. Pero el Amor que sentía por nosotros los pecadores lo inspiró y sufrió la muerte, y muerte de cruz.
Ahora, ¿aún quieres rendirte ante tu problema situación? ¿Crees que es más difícil que lo que Jesús pasó? Me imagino que no. Así que ¡Animos! Echale ganas a lo que hagas. No te rindas en nada en esta vida. Si, Cristo venció porque nunca se rindió. Es nuestro ejemplo en momentos de debilidad, y sabes:
El te conoce. Dile a El lo que te pasa, y te ayudará, te dará fuerzas y te recompensará si te esfuerzas y eres valiente. No temas ni desmayes, pues Jehová tu Dios estará contigo a donde quiera que vayas.