
Como jóvenes estamos expuestos a muchas tentaciones. El diablo sabe exactamente por qué área de nuestra vida tocarnos para hacernos caer. Si hoy has caído, déjame decirte que aún hay esperanza para tu vida.
La mayoría de los jóvenes a nivel mundial hoy se encuentran esclavizados a algo, llámese esto vicio, adicción, enfermedad... cómo lo quieras llamar, pero una cosa es cierta: es que es esclavo del pecado difícilmente puede alabar a Dios (puesto que Dios no habita donde hay pecado).
La intención de esta reflexión es que tu analices tu vida y te hagas preguntas como las siguientes:
- ¿Realmente estoy viviendo en libertad o existe algo que aún me esclaviza?
- ¿Aún sigo haciendo lo mismo que hacía antes de ser cristiano?
- ¿Por qué no puedo dejar de hacer "esto"?
- ¿Estoy viviendo una doble moral, viviendo dos vidas a la vez?
En ningún momento quiero juzgar a nadie, no soy quién para hacerlo, simplemente en mi corazón existe el deceo de ayudar a otros, pues es horrible estar viviendo en un infierno de esclavitud al pecado.
Puede que hoy tengas una práctica oculta que no se la has comentado a nadie, puede que cuando te encuentres solo eres más vulnerable y cedes más fácil a eso que te está aprisionando y te estás hundiendo cada vez más profundo. Quizas tengas un mal hábito, lo cual para el mundo es un simple transtorno, pero en lo espiritual se llama atadura y no te sientes feliz ni libre.
Las pasiones son unas de las armas que el enemigo más intenta usar contra la juventud (tanto varones como mujeres), en especial con aquellos que tienen en sus corazones el deseo de servir a Dios. Si eres un/una joven llamado por Dios para algo, no dudes que tienen que levantarse tentaciones y guerras contra tí, sin embargo no desmayes, Dios está contigo.
La Biblia nos invita a que HUYAMOS, es decir corramos, no quedarnos estáticos. Al pecado no se le enfrenta, se le huye (así como lo oyes). Como humanos si nos enfrentamos al pecado, tarde o temprano terminaremos rendidos en sus "encantos", por ello Dios que es Sabio y nos conoce nos manda que corramos por nuestras vidas, que dejemos atrás el pecado que nos asedia y corramos la carrera hasta el premio del supremo llamamiento que es Cristo Jesús nuestro Señor.
Las pasiones, al igual que el tigre de la imágen, si te acercas demasiado a ellas, bueno ¿que ocurre cuando molestas a un tigre? El diablo no amaga, el juega a matar y si no te proteges en Dios... terminarás devorado.
Hoy es momento que dejes que Dios te libere y ayude con tus pasiones que te están dominando, si ese es el caso. TODOS necesitamos que Dios haga algo en nosotros, que nos ayude en ciertas áreas en las que somos más débiles. Pero lo hermoso de todo es que aún existe esperanza en los Brazos de Jesucristo.