No es en mi tiempo sino en el Tiempo de Dios

Una de las cosas que más golpea a los cristianos, de los cuales los jóvenes no nos excluimos es la impaciencia. Es verdad, como seres humanos queremos que las cosas sucedan cuando nosotros lo decimos.

Deseamos que las cosas salieran como nosotros lo tenemos planificado, y cuando las cosas resultan como esperabamos nos enojamos, frustramos y a veces caemos en el error de apartarnos de Dios.

Hoy quiero dirigirme a aquellos desesperados, que al igual que yo, están esperando una respuesta, una salida, a aquellos que están frustrados, que piensan que no pasará nada en esa situación que te está molestando y que no le encuentras fin.

Seré honesto con todos ustedes, y Dios es testigo que no miento: he pasado momentos de frustración y una de las áreas en las que Dios desea mldearnos es en la paciencia. Seamos sinceros, ¿a quién le gusta esperar? Somos personas que nos gustan las cosas rápidas, no queremos sacrificios, no queremos esperar, no queremos que las cosas sucedan conforme a la Voluntad de Dios sino conforme a mis caprichos.

Hoy es momento que reconozcamos una verdad, la cual luchamos cada día por asimilar: NO es es mi tiempo en el que las cosas van a resultar, sino en el Tiempo de Dios. Cuando YO intento hacer las cosas por mi mismo, cuando yo digo, lo más seguro es que me estrellaré contra la pared. Sin embargo, el esperar en que Dios actúe es lo correcto que deberíamos hacer.

¿Qué es lo que estás esperando? ¿Acaso será una respuesta a una oración especial? ¿Será que estás pidiendo por un trabajo el cual nunca llega? ¿Podría ser una sanidad o una provisión material urgente la que estás esperando y tu la quieres ya pero aún no llega?

Dios tiene tres palabras: SI, NO y AUN NO ES TIEMPO. Si EL dice que aún no es el momento de recibir la bendición que tanto anhelamos, es porque El sabe que aún no somos capaces de manejarla. ¿Quién sabe si lo que tanto quieres y deseas terminaría destruyéndote? Ejemplo: tu estudias, y oras por un empleo. Si Dios te lo concede, truncarías tus estudios, pararías el avance de tu búsqueda del saber y te quedarías como un simple empleado más.

Créeme: es duro para mí escribir estas palabras porque yo también estoy en este momento esperando una respuesta, la cual yo sé que no vendrá todavía porque no es el tiempo, pero el detonante de esto es que Dios desea moldear la PACIENCIA, tanto en mí como en todos los que están esperando una respuesta.

Quizás aún falte mucho para que Dios diga que sí a tu petición ó probablemente te falte muy poco para recibir esa respuesta que tanto anhela tu corazón, pero sea lo que sea, ¡ESPERA! Esa es la clave, confiar en Dios, saber que las cosas sucederan NO en mi tiempo, sino en el de Dios, cuando El decida que SI.

NO te enojes con Dios porque aún no recibes tu respuesta. Espera, aún no estás listo/a, tan solo descansa, no te frustres ni te afanes, no agarres resentimiento ni enojo con Dios ni con nadie. DIOS está tratando CONTIGO personalmente, El sabe por qué no te ha dado Dios lo que pides, pero tan solo sigue avanzando, confiando que lo que hoy son sueños y oraciones, pronto será una hermosa realidad.