La mayoría de las personas hemos pasado por momentos de frustración. Momentos en los cuales las cosas no nos salen como nosotros quisiéramos y todo aparentemente va de mal en peor.
Y es en esos momentos en los que nos sentimos derrotados, cuando decimos que no servimos para nada. A veces nos pasan cosas que nos hacen sentir mal, nos sentimos inútiles, miserables, inservibles para Dios y para los demás.
Muchas personas han llegado a quitarse la vida por una frustración en sus vidas: pérdida de un empleo, de un ser querido, de pérdidas económicas,n no conseguir algún objetivo, etc., y esos factores hacen que nuestra autoestima se vea afectada. Nos sentimos incapaces de afrontar nuevos retos, nos domina la inseguridad y el temor a intentar cosas nuevas.
No crecemos como personas, nos estancamos en muchos aspectos, tanto personales y en muchas ocasiones afectamos a otras personas. ¿Cuántas oportunidades y bendiciones hemos perdido por causa de la frustración? ¿Cuántos bellos momentos al lado de nuestros seres queridos hemos desperdiciado por sentirnos mal con nosotros mismos?
Hoy es tiempo de levantarnos, de vencer ese espíritu de frustración que nos ataca. Es hora de que recobremos nuestro valor, ya que cuando nos frustramos nos sentimos inferiores, miserables, no nos damos el verdadero valor que merecemos, el cuál es ser Hijos de Dios.
Es hora de que dejes atrás el pasado. ¿Las cosas no te salieron bien? ¡OLVIDATE DE ESO! Dios tiene planes maravillosos para tu vida, no te sigas lamentando por lo que pudo haber sido, sino que enfócate en lo que será ese futuro glorioso que tienes en Dios.
¿Qué es lo que te está dañando que no te deja avanzar? Es tiempo de que renuncies a esas cosas que te dañan. Si alguien te dañó en el pasado, Dios tiene alguien que te ayudará en el presente y futuro. ¿Te sientes ofendido o engañado? En Dios está la verdad. ¿Quieres darle valor a tu vida? Solo en Jesús lo encontrarás.
Levántate, ánimos, Dios está contigo y El sabe lo mejor para tu vida.