Todos en la vida hemos pasado por momentos de desánimo y desaliento. Los problemas y dificultades de la vida nos golpean y nos afectan de manera tal que en muchas ocasiones nos sentimos solos, sin deseos de vivir y aparentemente sin esperanzas.
Nadie en este mundo está excento o libre de pasar por momentos difíciles. Episodios amargos que ponen un poco de tristeza, sozobra, miedos y preocupaciones. Desiertos y valles de sombre y muerte. Muchos de estos momentos son extremadamente difíciles de soportar, y es muy fácil caer en depresión, angustia y desesperación.
Es por ello que me motivo a escribir esta reflexión para aquellas personas que hoy están pasando por un momento en el que no le encuentran solución. Para aquellos que se sientes solos, apagados, sin deseos de vivir y de seguir adelante. Si tu consideras que cabes en este grupo de personas, por favor sigue leyendo.
Creo que todos estamos concientes que en la vida no todo es color de rosa; siempre hay tramos amargos que debemos de pasar para poder ver cosas buenas. Las pruebas y las dificultades son en cierta medida necesarias, porque a través de ellas es como Dios aumenta nuestra fe. ¿Por qué? Porque es en los momentos difíciles en los cuales vemos moverse la Mano de Dios.
¿Sabías que Dios le dió ánimos a muchos de sus siervos/as en el antiguo tiempo?
* Dios animó a Josué a conquistar la Tierra Prometida (Josué 1:9)
* Dios le dió a Gedeón palabras de esfuerzo por su valor (Jueces 6:12)
* Dios alentó al profeta Elías cuando este era perseguido por Jezabel (1º Samuel 19:4-8)
* Dios consoló a Pablo cuando aparentemente iba a morir ahogado (Hechos 27:21-26)
Muchas otras personas fueron alentadas por Dios mismo para seguir adelante, y hoy Dios puede hacer lo mismo contigo. Puede que te sientas mal, triste, solo, sin deseos de nada, deprimido, angustiado, con deudas, problemas en tu casa, tu relación de noviazgo, tu matrimonio, tu trabajo, etc. Pero aún así, Dios te dice en esta hora:
Isaías 41: 10 “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”
Así que ANIMO mi amigo/a y hermano/a, on te rindas. Pareciera que en esos momentos Dios no es te escucha, te sientes mal o decepcionado, pero no es así, sígue adelante, pronto verás cómo las cosas van a mejorar.