Éxodo 34:6-7 Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación.
En este pasaje podemos notar uno de los más grandes atributos de Dios: la misericordia.
Y es que nosotros los seres humanos fallamos A DIARIO, cometemos pecados, errores e iniquidades que nos apartan de Dios.
Un comentarista escribe acerca de este pasaje que hemos tomado como base:
"Dios es el mismo ANTES y DESPUES de haber pecado. El no cambia su amor para con nosotros a pesar de nuestros pecados; el cambio NO debe pasar en la Divinidad, sino en el corazón del pecador".
Dios quiere demostrarnos que El sigue amándonos aún con nuestros defectos y pecados, pero eso es muy difícil de asimilar, porque a diario fallamos.
Pero esta hora es para que reflexionemos en la misericordia de Dios, no en nosotros sino en Su infinito amor hacia la humanidad perdida.
El te ama con amor eterno, y sabe que has fallado o que vas a fallar, pero eso NO significa que El ha dejado de amarte.
Muy por el contrario, Su Amor sigue siendo el mismo que te tiene antes y después de fallarle. Lo que ocurre es que los cambios deben pasar en NOSOTROS, no en El, porque El no cambia su posición para con nosotros.
Es hora que quites esa culpa que llevas en el corazón, es momento de dejar el pasado atrás y avanzar, porque El te ama y no te ha dejado nunca.