Desenterrando el Talento

Mateo 25:24-25 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. 
 
Una de las cosas que nosotros los cristianos menospreciamos muchas veces es el talento que Dios nos dió.

Posiblemente tu conozcas la historia de este pasaje, si no permíteme resumirla para ti:

Resulta ser que un señor se iba lejos (posiblemente un viaje de negocios) y llamó a sus sirvientes, sus hombres de confianza, esas personas que siempre estaban con el. Antes de irse, les comisiona a ellos que multipliquen los talentos (una cantidad de dinero extremadamente grande) para cuando el regresara.

Tres fueron los llamados: dos de ellos fueron diligentes e hicieron lo que su patrón les pidión y antes de su regreso ellos habían duplicado el dinero que les habían dado.

Pero el otro era un hombre (posiblemente) cobarde y nada esforzado. Tenía miedo que fuera a perder en vez de ganar con el talento y mejor lo escondió. Nadie se enteró y el vivió como si nada antes de que su señor regresara.

Cuando llegó este, les pidió cuentas. Los dos primeros fueron alabados y engrandecidos por este hombre, más el tercero dijo las palabras del versículo que colocamos en la introducción de este escrito.

El patrón se enojó, le quito lo que le había dado y lo echó lejos, fuera de su vista, pues no podía tolerar la negligencia e incompetencia de su servidor. Este hombre jamás volvió a ver a su patrón, sino que fue arrojado a las tinieblas, a la noche, donde estaría solo el resto de su vida.

Querido(a) joven o hermano que lees: ¿qué has hecho con el talento que Dios te ha dado? Puede que no tengas cantidades de dinero enormes como estos hombres, pero Dios te ha dado a ti una misión, un encargo, una labor y esa es engrandecer Su Reino antes de que El regrese por Su Iglesia.

Tu podrías decir: "YO no tengo nada", pero dejame decirte que estas en un error, pues desde el momento que abriste tu corazón a Jesús, tu vida comenzó a ser de utilidad para los propósitos de Dios para esta humanidad.

Solo por mencionar algunos ejemplos de talentos:
  • Habilidades para las artes (manualidades, música, poesía, pintura...).
  • Dones espituales (Bautismo del Espíritu Santo por ejemplo).
  • Esa capacidad de invitar y hablar a otros de Cristo.
  • Hospitalidad, servicio, devoción.
  • Esa inteligencia y sabiduría que te fue dada... etc.
Es hora que desentierres tu talento, que comiences a poner nuevamente tu vida activa en Dios. Nuestro Señor pronto vendrá, ¿qué cuentas le vamos a dar?