Hoy es 28 de mayo del 2014. Hace exactamente 10 años acepté a Cristo como mi Señor y Salvador personal de mi vida y puedo decir que NO me arrepiento de mi desición.
Si bien es cierto, estos 10 años no han sido nada fáciles en el camino del Evangelio, pero a Dios gracias porque me ha sostenido hasta este momento.
Recuerdo que, cuando conocí al Señor, estaba pasando por una etapa de depresiones, miedos e insomnio. Era una persecusión en mi alma y una desesperación la que mi espíritu sentía. La culpabilidad y las cargas emocionales hacían de mi vida insoportable, hasta el punto de querer quitarme la vida, pensar que estaba loco o hasta llegar a pensar hacer pacto con el diablo.
Desde muy chico me hablaban del Evangelio. Mi abuela, cristiana de años, me cantaba coros y recuerdo que ella pasaba horas con sus himnarios. Aprendí a orar junto a mi madre. Lastimosamente, por cuestiones de la vida, nunca me crié con papá. Hasta los 4 años lo conocí.
Me encantaba (y aún me encanta) ir a la escuela bíblica. Tantas clases que nunca se me borrarán de mi memoria, los rostros de mis compañeros de clase, hasta los refrigerios que con tanto amor y esfuerzo las hermanas nos preparaban. Cada sábado por la mañana era, para mi, el momento de la clase bíblica.
Siempre fue un joven promedio, el mejor de la clase (de primero a octavo grado, el primer lugar). Mi mundo era el estudio, nunca tuve muchos amigos, preferia trabajar y estar solo que relacionarme con las demás personas que me rodeaban. Curiosamente todo mundo veía "algo especial" en mí, cosa que no entendía por qué.
En fin, a mis 12 años de edad, por medio de dos "amigos" de escuela, inicié en el mundo de la pornografía por internet. Para los que hemos estado ahí, podemos testificar que la pornografía es un "amo demandante", que te exige aunque tu no quieras y que exprime lo mejor de tu vida.
Ese momento fue el detonante para que en mí se generara una culpabilidad terrible, una sensación de que si moría mi vida se iría al infierno o alguna otra parte lejos de Dios. En mi conciencia había intranquilidad, temor, inseguridad. Sentía que grupos de demonios y la muerte me rodeaban, que querían llevarme.
Pasé con psicólogos, tratamientos para la cabeza, medicamentos tranquilizantes. No podía dormir solo en el cuarto, tenía miedo, mucho miedo. Hubieron ocasiones en las que enloquecía, hasta el punto de amarrarme uno de mis pies a la cama con tal que "no me llevaran".
Sin embargo, un glorioso 28 de mayo de 2004 unos hermanos me invitaron a su congregación. Antes del mensaje solicitaron que levantasen la mano aquellos que llegabamos por primera vez. Nunca olvidaré solamente una hermana (quién nunca he vuelt a ver) y yo lo hicimos. Nos invitaron a pasar al frente y oraron por nosotros. En ese momento rendí mi vida a Cristo.
Fue el día más maravilloso de mi vida, al llegar a casa compartí lo que había pasado y nunca olvidaré las palabras de mi madre: "Ahora que aceptaste a Cristo, el diablo te va a hacer la guerra".
Dicho y hecho, hasta este día no ha habido un día tan solo de descanso en cuanto a la lucha espiritual que se vive, pero estoy confiado que no estoy peleando solo, pues Dios me ayuda y es más, EL pelea mis batallas y las gana.
Entre las cosas más notorias que puedo recordar en estos 10 años de caminar cristiano:
- Me fracturé el brazo izquierdo. Fui popular por dos meses :)
- Fui hospitalizado de neumonía. Gracias a Dios salí vivo.
- Perdí a mi abuela y a un hermano anciano de la iglesia llamado Alejandro, a quién quise como abuelo. Ambos están en la presencia del Señor.
- Sufrí de apendicitis y me operaron de emergencia. De milagro estoy acá.
- Terminé mis estudios universitarios. Gloria a Dios.
- Hace exactamente 5 meses me casé con la mujer más bella de este mundo.
Por medio de este escrito quiero motivar a aquellos que aún no han aceptado a Cristo como Señor y Salvador. Puede que yo desconozca lo que tu estés pasando en tu vida, pero Dios lo sabe y quiere ayudarte.
Actualmente me congrego en la Iglesia Cristiana Pentecostés del Movimiento Misionero Mundial en Santa Ana, El Salvador (el mejor país del mundo). Trabajo en el desarrollo de los sitios web oficiales de la Obra y colaboramos en lo que podemos en las actividades locales y nacionales.
Recuerda lo siguiente:
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16
Dios te bendiga, te saluda tu hermano en Cristo.
Erick Stanley Cruz Martínez