Jesús te acepta tal como eres


Jesús es quizás el personaje más popular, mencionado, citado, alabado, criticado y señalado de toda la historia. Es toda una figura, un ser importante. Para muchos solo es un buen hombre, otros lo ven como un profeta de Dios. Muchos aseguran que fue un buen maestro y que dejó muy buenas enseñanzas para la vida, pero cuando se habla de El como Dios, miles de personas rechazan esta afirmación, poniendo en juego su eternidad.

Ahora bien, lo que quiero dejar en claro es que Jesús SI es el Hijo de Dios, y es el ÚNICO que puede darnos salvación y vida eterna. El el perfecto, vino a este mundo a pagar por nuestras maldades, muriendo en una cruz. Este es el mensaje más difundido de todos los tiempos.

Pero lo que hay que resaltar es que El nos ama y nos acepta tal como somos. Quiero quitar de la cabeza ese pensamiento que hay que cambiar primero antes de aceptar a Cristo. La Biblia enseña que aún siendo pecadores, Jesús pagó por nosotros y nos ha dado la esperanza de ser salvos de la muerte eterna.

¿Cómo lo comprobamos?

Para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado. Efesios 1:6 
El nos aceptó, no nos puso condiciones para ser salvos, más que creer. No quiere que hagamos procesiones, andemos de rodillas por las calles, encendamos velas, recemos largas letanías, o nos golpeemos el pecho todo el día. 

Jesús dejó claro que es por creer en El es que logramos la vida eterna. Nadie puede hacer nada para salvarse, más que aceptarlo.

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo AÚN pecadores, Cristo murió por nosotros.  Romanos 5:8

Jesús sabe lo que estás pasando y lo duro que es soportar con la carga del pecado y la maldad. ¿No te gustaría descansar de esa pesada carga? El te está llamando a que vengas, no te pone condiciones, simplemente que lo aceptes.

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras para que nadie se gloríe.  Efesios 2:8-9

No tienes que hacer nada para ser salvo, solo aceptar a Cristo Jesús como Señor y Salvador de tu alma.