Lucas 18:28 Si alguno de ustedes quiere construir una torre, ¿acaso no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? 29 De otra manera, si pone los cimientos y después no puede terminarla, todos los que lo vean comenzarán a burlarse de él, 30 diciendo: “Este hombre empezó a construir, pero no pudo terminar.” 31 O si algún rey tiene que ir a la guerra contra otro rey, ¿acaso no se sienta primero a calcular si con diez mil soldados puede hacer frente a quien va a atacarlo con veinte mil? 32 Y si no puede hacerle frente, cuando el otro rey esté todavía lejos, le mandará mensajeros a pedir la paz. 33 Así pues, cualquiera de ustedes que no deje todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo. (Versión Dios Habla Hoy)
Estamos en un nuevo año. Como si nada han pasado dos de 365 días. El tiempo no se detiene, el reloj no deja de avanzar, las hojas del calendario van cayendo, el Sol sale y vuelve a esconderse en el ciclo impuesto por el Creador sin hacer pausa en su trayecto.
¿Y nosotros? Pues no dejamos de crecer (o envejecer, mejor dicho). Hoy quizás somos jóvenes con fuerzas, señoritas con belleza y gracia, pero mañana nuestros cuerpos dejarán de ser lo que son ahora. O quizás ya estamos entrados en una edad madura, donde lo que antes no dolía ahora es el pan de cada día. Aún más allá, quizás estamos en los años dorados, donde las canas y las arrugas están presentes; lo que antes estaba arriba y firme ahora cuelga, los achaques de la edad son más fuertes y esperamos la muerte como descanso final.
Es innegable que la vida se escurre entre nuestros dedos como agua. Apenas ayer comencé con este blog y al ver el pasado digo "¡Cuánto tiempo ha pasado desde...!" Ya estoy en los "-enta", mis veintitantos quedaron solo en mi memoria y soy mucho más consiente del valor de ese recurso efímero llamado "tiempo".
No sabemos lo que este año nos depara a cada uno de nosotros, pero no debe de tomarnos por sorpresa como el año pasado. El versículo base es Jesús hablando acerca de la importancia de actuar bajo un plan, no dejar cabos sueltos ni actuar a la ventura.
Es por eso que quiero que este día, 2 de enero de 2021 comiences a planificar y ponerte objetivos y metas a corto y largo plazo. Una vida sin propósito es una vida desperdiciada.
¿A qué me refiero? A que este año vivas ENFOCAD@ en una visión. No vaya a ser que lleguemos al final de este año y al ver hacia atrás digamos "este fue un año perdido". ¿Cómo evitaremos esto? Siendo buenos administradores de dos recursos principales: tiempo y esfuerzo.
- ¿Cuál es la actividad/entretenimiento/actitud/pasión a la que dedicas la mayor cantidad de tiempo y esfuerzo por realizar?
- ¿Te sientes bien al analizar todo lo que inviertes en ello?
- ¿Crees que puedes invertir ese tiempo y esfuerzo en algo más productivo o de mayor valor?
- ¿Eso en lo que inviertes tanto, te acerca más a Dios?
Por favor, dime que tienes un plan. Dime que este año no vivirás con la actitud de "a ver que pasa". Este es un tiempo de reinventarse, de comenzar de nuevo, de ser una mejor versión de nosotros mismos con la ayuda de Dios
Este puede ser el año:
- En el que aprendas una nueva habilidad, tocar un instrumento, iniciar una carrera profesional, etc.
- En el que le confieses tus sentimientos a esa persona especial.
- En el que escribas un libro, aprendas otro idioma.
- En la que inicies tu propio negocio.
- En el que te involucres a servir a Dios.
- En el que puedas orar más, leer más la Biblia, buscar más de Dios.
- En el que abras tu corazón a Jesús (si aún no lo has hecho).
Por favor, dime que tienes un plan. No esperes a lo que el día traiga. Vive intensamente. La pandemia nos mostró cuán frágiles somos y cuán corta puede ser la vida. No la desperdicies, vive de tal modo que tu paso por la vida sea significativo.
Valora tu tiempo y esfuerzo, nada es eterno EXCEPTO el Amor de Dios.