Todos tenemos algo que dar

 



Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría. (2 Corintios 9:7 NVI)


Este verso normalmente se refiere al dinero y a ofrendar voluntariamente para la Obra de Dios. Si bien es cierto, esta es una aplicación acertada del texto, en esta reflexión procuraremos darle un nuevo enfoque sin perder el significado esencial, el cual es DAR.

A todos nos gusta recibir. Cuando es nuestro cumpleaños, cuando logramos un título o reconocimiento académico, cuando llegan las fechas especiales, todos esperamos recibir algo de alguien más. El hecho de recibir aumenta nuestra expectativa y estamos deseosos de ver aquello que nos van a regalar.

Pero la moneda tiene dos caras: recibir es bueno, pero dar a otros... como que no es muy agradable. El hecho de pensar en otra persona, en qué regalarle, en cuánto se va a gastar en regalos, en las filas interminables para que envuelvan lo que tenemos que dar, ¡qué molestia!

Sin embargo, la Biblia guarda una bienaventuranza especial para aquellos que están dispuestos a dar:

En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir. (Hechos 20:35 RV 1960).

Ahora bien, dar no tiene que ser únicamente dinero o algo material. ¡Todos tenemos algo que dar!

¿Has oído alguna vez la parábola de los talentos? El Señor repartió talentos a sus siervos y los puso a trabajarlos. ¡Aún el que solo tenía uno pudo hacer algo y no lo hizo! 

No necesitas tener mucho dinero para dar a otros. ¡Tú puedes dar de lo que tienes! Una sonrisa, un abrazo, una palabra de aliento, tu tiempo al escuchar a otros o realizar esa llamada, un mensaje... ¿ves que tienes mucho para dar?

No te limites al "no tengo" o "no puedo", recibiste de Dios muchos dones y talentos que puedes compartir con los demás, ¡Es el momento de dar! Hoy es el preciso instante en el que el mundo te necesita. Muchos están vacíos por dentro aunque por fuera lo tengan todo. No te imaginas el poder de una oración hecha con amor hacia otros. ¡Eso es darte a los demás!

Hoy te invito a que identifiques lo que puedes dar a los demás para que sus vidas sean menos grises y conecten con Dios. Sacúdete el pensamiento de que no tienes nada, pues Dios te ha capacitado para que seas bendición donde quiera que vayas.